Muchos electricistas se pasan la vida culpando al intrusismo, a los clientes o a la suerte. Los que destacan, en cambio, deciden aprender, mejorar y dejar su huella en cada instalación

                       Si estás aquí, probablemente quieras estar en el segundo grupo. Bienvenido.

Tengo algo preparado para ti, pero primero quiero compartir una historia que quizá te suene demasiado familiar.

Te cuento.

Había un chaval que no era buen estudiante. Los libros le aburrían, los profes lo daban por perdido… pero dentro de él ardía una idea fija:

                                     “Quería ser el mejor electricista de la galaxia.”

La realidad, sin embargo, no era tan romántica. Al empezar en el oficio descubrió lo que muchos ya saben:

• Jornadas eternas, fines de semana incluidos, que se comían su vida personal.

• El miedo constante a equivocarse en una instalación o reparación.

• Clientes que solo miraban el precio, mientras competía con “piratas” que trabajaban sin papeles ni garantías.

• Proveedores que fallaban y ofertas de bajo coste que parecían imbatibles.

• Normativas que cambiaban justo cuando creía tenerlo todo claro.

• Y esa sensación de estar solo, sin una red de apoyo cuando las dudas apretaban.

Lo único que tenía a su favor era cabezonería. Esa hambre de aprender con las manos, de cometer errores y convertirlos en lecciones, de seguir buscando, aunque todo se pusiera cuesta arriba.

Poco a poco, aquel chaval se curtió en el barro: aprendió a lidiar con clientes, a no regalar su trabajo, a vender sin sentirse un comercial, a mantenerse actualizado, aunque el sector no pare de cambiar.

Montó su propia empresa, formó a sus hermanos, y después de tres décadas, entendió que este oficio no va solo de cables y cuadros: va de seguridad, de reputación, de saber moverse en un mercado duro y de no rendirse jamás.

Y ese chaval es el mismo que escribe estas letras, desde mi taller, recordando que sí te lo propones y tienes constancia serás el mejor electricista de la galaxia.

Y si estás leyendo esto, seguramente estés pasando por alguno de esos mismos retos.

Por eso abrí este espacio.

Para compartir contigo mis historias, mis aprendizajes y los errores que me costaron tiempo, dinero y algún que otro disgusto.

Aquí no vas a encontrar solo normativa o teoría (para eso ya están las academias y los gremios).

Aquí hablamos de lo que de verdad marca la diferencia: historias reales por la que he pasado y sigo pasando (en este oficio nunca dejas de aprender) ademas de lo que no te enseñan en las escuelas, ventas, mentalidad, marketing y cómo crecer en este oficio sin dejarte la vida por el camino.

Quejarse no paga facturas. Aprender desde la humildad y actuar, sí.

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Algunas personas ni piensan en ello, pues bueno, ellas verán. Otras, en cambio, saben que esto es el pilar más importante. La seguridad, la eficiencia y el ahorro, pues bien, yo me dedico a eso.

Y mi objetivo es ofrecerte información que te pueda ser útil, basada en mis experiencias diarias.

Pero hay más;

PARA ECHARTE UN CABLE, HE CREADO LA NEWSLETTER MÁS ENTRETENIDA DEL SECTOR ENERGÉTICO. LA ÚNICA (QUE YO SEPA) LISTA DE EMAIL QUE COMPARTE HISTORIAS LABORALES BASADAS EN HECHOS REALES (marrones incluidos).

Te podría decir que hay miles de personas en mi lista. Pero sería una vacilada que no va conmigo. Está, quien quiere estar,  compañeros de profesión, autónomos y estudiantes que se entretienen con las historias que cuento hay dentro.

No escribo todos los días. Por el momento un email a la semana, 3 minutos de lectura.  

Cuando te apuntes, recibirás:

✅ Las anécdotas más curiosas sobre instalaciones eléctricas y fotovoltaicas para que NO cometas los mismos errores que cometí yo.

✅ Estrategias de marketing y ventas adaptadas a instaladores, explicadas de manera fácil.

✅Mentalidad y motivación para no rendirte cuando pinta feo.

✅Errores que cometí (y cómo me costaron tiempo y dinero) para que tú los evites.

✅Recursos y oportunidades para crecer como profesional en España, sin humo ni tonterías.